ARTE

Una de las misiones del arte de es develar aspectos que otros inadvierten...

miércoles, 22 de mayo de 2013

MI DESEO. (fragmento)


Mi deseo


Si en este momento me preguntaras: ¿Qué es lo que más deseo?
Sin dudarlo un instante te respondería:

Te deseo a ti como mi musa,
y ser la inspiración de mis mil y una poesías.

Te diría:
Deseo tu cuerpo para escribir en él,
escribir en verso o escribir en prosa,
en cada centímetro de tu piel,
y sentir mi pluma correr cuando tu dermis roza.


Usaría un estilo romántico
sin pausas, sin comas, ni acentos,
y llevarte a un mundo fantástico
colmado de odas, líricas y sonetos.

Resolvería no dejar nada en mi tintero,
escribiría hasta que muchas lunas amanezcan
sin consumación hasta que mi mente escampe de te quieros,
así quizás un día, tu cuerpo, de sentir mi pluma se estremezca.




lunes, 11 de marzo de 2013

MINAMATA Words and photograph by W. Eugene Smith





W. Eugene Smith, Tomoko Uemura en su baño, 1972, Minamata Japón.

Año de 1960, una pequeña aldea pesquera de Japón, Minamata. Una fábrica que llega a la aldea a mejorar la economía de la población, los habitantes contentos con la llegada de ésta, nunca se imaginó el mal que les haría. La corporación empieza sus labores, pero como todas generan desechos, a lo cual siempre buscan la manera de eliminarlos, así que toman la decisión de vaciarlos en el único lugar que ellos creyeron posible, y lo hacen dentro del lago donde la población se proveía de su alimento. Mercurio líquido fue lo que se derramo en esta laguna. Al principio, no hubo ninguna afectación pero con el tiempo para ser precisos diez años después, empiezan a darse nacimientos de niños con problemas, por lo general de espina bífida, infantes con retraso mental, con invalidez y una serie de afecciones. Se empiezan a hacer las investigaciones correspondientes, analizan el agua y se dan cuenta que esta situación había sido provocada por el derrame de mercurio que venia de esta fábrica Chiso Coorp.
            Eugene Smith Fotógrafo experimentado al verse enterado de la situación acude la población de Minamata, para realizar un trabajo de recopilación fotográfica sobre esta problemática, para dar a conocer al mundo entero sobre la situación de esta aldea. Y una de las imágenes más representativas de este trabajo por Smith es esta fotografía de Tomoko Uemura un adolescente que esta apunto de ser bañado por su madre pues el no puede realizarlo por si sólo.
            Smith logra hacer conciencia en la población, y organismos internacionales, éstos sentencian a la corporación para que indemnice a la aldea afectada de Minamata.



Dentro de la valoración artística de la imagen, es fácil ver representada lo trágico de la situación, al apreciar el rostro de la madre, un rostro de tristeza y desesperación que observa las facciones de Tomoko haciendo juego con la luz en la imagen que ilumina ambas caras, toda la composición nos da una representación de un aspecto sacro, al ver a la madre cargando en brazos a su hijo, el mismo encuadre nos transporta a la gran variedad de lienzos y esculturas de distintos artistas donde escenifican a la virgen María que al igual sujeta a su hijo muerto Jesucristo recién bajado de la cruz. podría decir sin temor a equivocarme, que encontramos una mimesis a la escultura de Miguel Ángel  "La piedad". En nuestro contexto social cualquier madre que observase esta fotografía en automático se sensibilizaría sintiendo casi el mismo dolor que la que se expresa ahí.
            Con esta fotografía aún la sociedad hace conciencia para evitar esta circunstancias, en la que personas con filosofías pragmáticas, que sólo piensan en llenar sus bolsillos sin pensar en las consecuencias, son aquellas que piensan que el fin justifica los medios, una imagen quizá simple, con manejo de claroscuros que ha recorrido el mundo por la fuerza de su contenido y de su contexto social. 




"La piedad" Miguel Ángel.

jueves, 7 de marzo de 2013

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. De Pablo Neruda.



Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
De Pablo Neruda.

Pablo Neruda con veinte poemas de amor, no nos deja nada a la imaginación, decide hablarnos del amor, pero el amor no correspondido, una especie de despecho, por lo que en un tiempo tuvo a su lado y ahora ya no. Neruda nos muestra a través de su pluma excelsa ese sentimiento del que muchos hemos sido participes, el poeta decide dejar al descubierto este su sentir de una forma distinta, a través de un poema.
Propone hacer a un lado el hermetismo, característica que a veces es muy común en el varón, explica esa emoción tan triste y melancólica que el hombre puede sentir, al amar sin ser amado. Valiéndose de su retorica y un estilo incomparable Pablo Neruda resuelve no abandonar nada en su tintero para deleitarnos con una de sus más brillante prosa poética.
Este libro como su nombre lo indica, contiene veinte poemas y al final una canción la cual se titula “La canción desesperada”  El tema principal de los poemas es el amor. Pero no el amor como sentimiento que causa felicidad, regocijo  y otras sensaciones agradables. Más que del amor, pienso que en sus poemas trata y habla sobre el desamor. Enfocándose en su mujer, que por lo relatado en sus escritos, parece haberla perdido, y no la había valorado cuando la tenía y ahora se arrepiente y la quiere de vuelta.
Trata el hecho de que no valoramos lo que tenemos hasta que nos damos cuenta que la hemos perdido.
En general se puede decir que los temas o aspectos principales de sus poemas son: la mujer, que es a quien quiere dar su amor.  Enseña la angustia, desesperación y tristeza, ya que no tiene su mujer, siente que se muere y no puede vivir sin ella, se siente desfallecer aún más con el recuerdo y la nostalgia de saber que un día la tuvo, pero ya no está a su lado.
El lenguaje que utiliza Neruda es muy exquisito, rico en expresiones y belleza. Parece difícil de comprenderse y a veces carente de sentido, pero esto se debe a los recursos literarios que utiliza, tales como metáforas, comparaciones, símiles, entre otros. Con este lenguaje adornado consigue que el lector se adentre a la lectura y puede imaginar y sentir lo que se está contando.
Carente de un ritmo métrico que es característico del verso, pero fino y delicado en sus formas, se vale de un estilo propio y de lo elementos retóricos más comunes de los cuales encontraremos, la comparación, la metáfora, la anáfora, la personificación, la antítesis, la imagen, la paradoja, entre otros.
Veinte poemas de amor y una canción desesperada son un canto a la mujer, a la mujer amada; amor sin reciprocidad, angustias, tristezas, la ausencia y el recuerdo, descritos en algunos casos de una manera desesperada, melancólica.


EL PRINCIPITO “Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos”...



“Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos”.
Antoine de Saint-Exupéry. El principito, pág. 83.

EL PRINCIPITO
(en francés: Le Petit Prince), publicado el 6 de abril de 1943, es el relato corto más conocido del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. Lo escribió mientras se hospedaba en un hotel en Nueva York  y fue publicado por primera vez en los Estados Unidos. Ha sido traducido a ciento ochenta lenguas y dialectos, convirtiéndose en una de las obras más reconocidas de la literatura universal.
Se considera un libro infantil por la forma en la que está escrito y por la historia en un principio simple, pero en realidad el libro es una metáfora en el que se tratan temas tan profundos como el sentido de la vida, la amistad y el amor.


SINOPSIS
En este libro, un aviador —Saint-Exupéry lo fue— se encuentra perdido en el desierto del Sahara, después de haber tenido una avería en su avión. Entonces aparece un pequeño príncipe. En sus conversaciones con él, el narrador revela su propia visión sobre la estupidez humana y la sencilla sabiduría de los niños que la mayoría de las personas pierden cuando crecen y se hacen adultos.
El principito vive en un pequeño planeta, el asteroide B 612, en el que hay tres volcanes (dos de ellos activos y uno no) y una rosa. Pasa sus días cuidando de su planeta, y quitando los árboles baobab que constantemente intentan echar raíces allí. De permitirles crecer, los árboles partirían su planeta en pedazos. Un día decide abandonar su planeta, quizás cansado de los reproches y reclamos de la rosa, para explorar otros mundos. Aprovecha una migración de pájaros para emprender su viaje y recorrer el universo; es así como visita seis planetas, cada uno de ellos habitado por un personaje: un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo, los cuales, a su manera, demuestran lo vacías que se vuelven las personas cuando se transforman en adultas. El último personaje que conoce, el geógrafo, le recomienda viajar a un planeta específico, la Tierra, donde entre otras experiencias acaba conociendo al aviador que, ya habíamos comentado, estaba perdido en el desierto.


MI EXPERIENCIA CON ESTA OBRA
Esta ha sido una de las obras literaria que más me ha impactado en la vida, es la sexta vez que la leo, y se ha convertido ya en uno de mis libros de cabecera, ¿Por qué elegí este dentro de otros? Quizá su sencillez, la facilidad para comprender su lectura, que lo mismo puede entenderle un niño a un adulto. Y ¡claro! La gran enseñanza que en sus letras se encuentran. Su metáfora tan audaz e hipnotizante, que te hace leer y no parar hasta llegar a su final, el cual es muy triste, y en mi experiencia con otros compañeros lectores que ha tenido la misma oportunidad, ha logrado arrancar lágrimas en muchos de ellos. Ya hablamos del autor, del libro, es hora de expresar mi experiencia como lector, de tan noble novela que a mi juicio, debería estar considerado como un Best-seller.
No es extraño, que las personas mayores trunquen con sus comentarios los sueños y aspiraciones de un niño. Tenía doce años cuando decidí que quería dedicarme al hermoso arte de las letras. Quería ser escritor, pues a esa edad, ya escribía poemas que mis compañeros pasaban a declamar en el patio de la escuela a la hora de los honores a nuestra bandera. No bien terminaba la secundaria, mi padre ya me cuestionaba sobre la carrera que deseaba cursar, mi respuesta, era siempre la misma, la de ser escritor; también era un buen dibujante, pero me apasionaba más la idea de convertirme en un literato; mi progenitor, como todo padre que siempre quiere lo mejor para su hijo me decía: --¡no mi´jo la poesía te matara de hambre!-- Siempre se empeñó para que me enamorara de otra área que no fuera sobre las artes. Así es como me decidí por la nutriología.
Al igual que nuestro amigo Antoine, su sueño de ser pintor fue desalentado por las personas mayores. Por ésta causa pudo conocer a ese extraño personaje de cabellos de oro como él lo describía, un hombrecito extraordinario, que no respondía cuando se le interrogaba: El principito.
Gracias a él pudimos comprender lo complejos que nos volvemos cuando nos convertimos en adultos, y, digo pudimos pues me refiero a Antoine y a mí, que por sexta vez leo este libro que me ha maravillado tanto como si fuera la primera vez. Por su causa supimos que nuestro mayor interés como personas mayores son los números. Por él, supe que mi padre no le interesaba tanto mí porvenir, si no los tantos números que pudiera conseguir. Y en mi interior pensaba:
--Qué mayor gana tiene de fastidiarme, si lo único que quiero es escribir. — (sin duda una emulación de nuestro hombre de negocios del cuarto planeta). No fue, hasta que mi niñez se apartó de mí, cuando logre comprender estos intereses.
En una segunda vez de encontrarme con mi principito, una amiga me había obsequiado un cachorrito, éste, aunque no de distinguida raza, era muy simpático pues siempre que sacaba a pasearlo llamaba la atención de todos lo que por ahí pasaban y un cuestionamiento era común entre los curiosos: --¿De qué raza es?-- a lo cual, siempre respondía que de ninguna en especial. He de mencionar que todos los que se acercaban a preguntar su proveniente clase, eran personas adultas. En una ocasión, dentro de muchos indiscretos, se acercó para apreciar al tierno can, una linda niña de apenas cinco años; ¡amigos! cuál sería mi mayor sorpresa cuando escuche con tímida vocecita su admirable interrogación: --¿Cómo se llama tu perrito?-- Sólo le interesaba saber cuál era el nombre, de tan tierno animalito; ¿¡sorprendente no!?
Ahora comprendo a mi amigo Principito, que tanta razón tenía al decirse a si mismo en una profunda perplejidad “las personas mayores son decididamente mucho muy raras”.
¡Hey niño de cabellos dorados! Por ti también aprendí el verdadero amor, que se logra con el poder de la domesticación, lo cual, nos hace únicos en la tierra.
Soy un ser común y corriente, pero si alguien me doméstica, si crea lazos de amor, entre el y yo, nos crearemos una necesidad, entonces, dejare de ser común, dejaré de ser como los millones de rosas que hay sobre la tierra, que son bellas, pero están vacías. Porque nadie las ha regado, nadie las ha protegido bajo una campana, ni las ha abrigado con un biombo, tampoco les ha matado las orugas, porque nadie las ha escuchado quejarse o envanecerse, o también a veces callar. Todo esto es domesticar, es crear lazos, es, amar intensamente.
Si no creo lazos no doméstico, si no domestico no amaré fuertemente, y si no amo inconmensurablemente jamás podre ver con el corazón, puesto que lo esencial es invisible para los ojos. Otra gran enseñanza que siempre te agradeceré, pues ahí comprendí otra gran verdad, los mayores siempre tenemos prisas, andamos de lado a lado, buscando algo, que ni sabemos que es.
Sólo los niños saben lo que buscan, viven y disfrutan su presente. Hoy en día, siempre he estado en la espera de volver a ser como ellos, pues es bien sabido que un niño no tiene pasado, ya que es muy raro que recuerde lo que hizo un día antes, tampoco tiene futuro, pues no se la pasa pensando en lo que hará mañana, o pasado mañana, o quizá el mes entrante. Él solo disfruta su presente, ¡lo vive! En cambio nosotros como adultos, a veces vivimos inmersos en el pasado, aún no podemos despojarnos de el. Nos la pasamos preocupados por nuestro futuro, solo estamos planeando para el futuro, nos pre-ocupamos y no nos ocupamos de nuestro presente, acabamos de comprar un coche y ya estamos pensando en el próximo sin disfrutar el que ya tenemos. ¡Qué triste realidad! Lo que más me sorprende de ser niño es el poder imaginario del que somos dotados, y lo cual vamos perdiendo cuando crecemos. Somos capaces de crear grandes mundos donde no existe nada. Recuerdo que de niño, en un patio enorme de mi casa, me bastaba con un árbol, para poder tener un enorme helicóptero de guerra, unos palos y unas piedras, y transformarlos en grandes armas. Ese es el grande poder de la imaginación que solo los niños pueden tener, pero la podemos recuperar si la perdemos, si solo nos atrevemos a trabajar con ella, sin pensar en los demás, sin el miedo al que dirán. ¿Cuándo fue la última vez que brincaste como loco sobre tu cama hasta quedar exhausto y sentir que tu corazón de tu pecho quiere salir, o te tiraste al piso para contemplar el cielo estrellado y contar las lucecitas que tiritan aunque nunca las logres contar, o buscar diversas formas de animales o cosas en las nubes hasta hallar un monstruo de tres cabezas, y figurar que eres perseguido por él,  ¿Es posible que aún podamos tomar un cochecito, empujarlo con nuestros dedos, e imaginar que estamos dentro de el, para iniciar una gran carrera? No, ya no más de esto, ya no más mis luchadores del santo, mis carritos para jugar a las carreras no regresan más, mi caballo que siempre imagine en un palo de escoba el cual disfrutaba mucho montar, éste, tampoco vuelve más. Todo esto perdí, desapareció mi niñez, y todo esto con ella se fue. Espero algún día poderla recuperar.
Esto aprendí de mi amigo, imaginario tal vez. Aunque fuese cierto, producto de la imaginación o no, me encantaría encontrármelo algún día, ya que tengo mucho más que aprender de él. Tengo muchas preguntas que le quisiera hacer. Quizá y por él, realice mi más grande sueño, el de escribir, pero escribir en serio y en serie. Para esto, me es menester que mi infante imaginación vuelva a mí y con ella, quizá, volver a ser niño otra vez.






















De Saint-Exupéry, Antoine. El principito, 17ª ed. México, Porrúa, 1994
91p. (Colección. Sepan Cuantos; 299)



Análisis sobre la película “La ley de Herodes ” de Luis Estrada.


http://www.youtube.com/watch?v=D-i9VJpKI3U


Análisis sobre la película “La ley de Herodes 1” de Luis Estrada.

Es una película mexicana de 1999 dirigida por Luis Estrada. Se trata de una comedia satírica sobre la corrupción política en México durante el largo mandato del Partido Revolucionario Institucional.
Una de las mejores películas de la época, no solamente por su calidad y humor irónico y mordaz, sino por considerarse una crítica al régimen político de nuestro país, básicamente la primera de una trilogía bajo este mismo esquema; le seguirán después “un mundo maravilloso” en 2006 y “el infierno” en 2009, ambas también dirigidas por Luis Estrada Rodríguez, y las tres protagonizadas por el actor Damián Alcázar.
Cada una de los tres filmes significo una crítica para la situación actual de México, la primera que es la que abordare en esta ocasión, es un referente sobre el nivel de corrupción que se vive en los tres niveles de gobierno, y la historia hace un énfasis en el municipal donde retrata de cuerpo entero, al partido hegemónico con todos sus vicios y lacras, defectos y contradicciones.
Una película con mucha creatividad, con excelente fotografía, siempre enmarcando un espacio y temporalidad inexistente pero con poder de verosimilitud, al mencionar un municipio tal y una época no descrita, lo cual no es relevante pues lo que realmente interesa es la temática que se plantea durante la trama.
Maneja una sola vertiente o línea de argumento que se va conjugando con las de los personajes secundarios. Juan Vargas que es el personaje principal con un objetivo definido, empieza a mover los eslabones de lo que es la causa y efecto para llegar a un determinado fin.
En la trama se maneja la clásica artimaña o la vieja usanza del priismo, en donde, para dar solución a una problemática, en este caso la muerte de un alcalde municipal, se valen de un “Patiño”, o como en política se maneja, la persona más baja de la cadena de mando dentro del partido, que podría servirles como pelele para el manejo más cómodo de la situación; en ocasiones se sirven hasta de un chivo expiatorio para dar fin tal embrollo.
El dialogo del film parece no conocer el eufemismo, utiliza un lenguaje coloquial clásico del mexicano promedio,  que siempre hace uso exagerado de las palabras altisonantes, ya muy frecuentado como muletillas. Ese es nuestro lenguaje, duele reconocerlo pero así es, un habla excesivamente vulgar, usado a diario principalmente por los jóvenes pero los adultos no estamos exentos de este. Así es como nos pintan, así es como nos pintamos nosotros mismos, podríamos decir que ya casi forma parte de nuestra cultura, como también lo conforman la delincuencia, la corrupción, la explotación, y la violación de nuestros derechos.
“La ley de Herodes” es un espejo de nosotros mismos como mexicanos, como sociedad, como individuos, pues, ¿Quién de nosotros podría atreverse a asegurar que no ha corrompido a alguien o se ha dejado corromper? Nos es más fácil gastar 150 pesos de mordida a un oficial de tránsito que pagar 350 de multa por una infracción, que sabemos de sobra la cometimos. El mexicano siempre indulgente consigo mismo, cometiendo una y otra vez la misma falta, so pena de sanción, nos refugiamos bajo la aberrante premisa mexicana: “El que no transa no avanza”, a decir verdad, siempre nos justificamos por cada acto corrupto que realizamos, haciendo alusión de que los demás también lo hacen.

Muchas veces hemos soñado con la trillada utopía, de que nuestro México algún día no muy lejano, por fin este libre de la maldita corrupción, cuántas veces hemos anhelado un país sin delincuencia, ¿cómo cambiarlo, si no hacemos nada por cambiarnos a nosotros mismos? siempre queremos que el otro cambie, que nuestros políticos cambien, ¡que México cambie! pero… ¿nosotros qué? Si no cambiamos nuestra forma de comportarnos ante los demás, nuestra forma de pensar, jamás veremos por ese cambio que deseamos.

La película nos da una descripción muy amplia de lo que es delinquir apoyados de la ley, misma que “según” debería estar en contra de todo esto, pero no es así, pues las mismas leyes son creadas por los mismos delincuentes, (Los de cuello blanco) hasta se diseñan blindajes para no ser sometidos a juicio, o llevados a la cárcel en caso de cometer una sanción. Pueden robar hasta millones de pesos sin que nadie les diga nada, ¿por qué? Porque tienen un escudo que los protege ampliamente llamado “fuero político” que a mi parecer, con lo anterior este ya es sinónimo de “impunidad”
Esta es la protección que todo político tiene, estas son las libertades que un funcionario público de alto nivel tiene. Para hacer y deshacer de lo que les venga en gana, esto es delinquir con las leyes en la mano.
Si analizamos la historia del film, caeremos en cuenta que todo esto le acontece a Juan Vargas, se vale de todo esto para conseguir sus planes maquiavélicos. Su arma la ley, su escudo, la ley, sus derechos y privilegios la misma ley.

Hoy estamos atravesando por momentos muy difíciles en nuestro estado, que cada vez que me entero de más cosas se me cae la cara de vergüenza, que a veces quisiera ya no saber ni enterarme de nada más, ni si quiera pertenecer a éste. Alguien con un nombre igual al de nuestro personaje, y con las mismas leyes en la mano, se valió de su poder, se escudo en el mismo para hacer lo que le vino en gana, pisoteo a nuestro estado, lo saqueo de la forma más vil, modifico las leyes a su conveniencia para robar a diestra y siniestra, encarcelar a todo aquel que le hiciera bulla o que le quisiera poner piedritas en su camino, un “Juan Vagas” bien hecho, “Juan” te tenías que llamar para así cometer las mismas fechorías junto con tus compinches, los del congreso que fueron los mismo que dijeron “SI” a todo lo que tu les pedías, ¡claro! No sin antes darle su mordida a cada uno de ellos. Lo peor esto no tiene fin ahora con la idea de regresar la tenencia vehicular misma que a nivel nacional ya ha sido derogada; obvio, como siempre manipulan todo a su entera conveniencia, el objetivo seguir jodiéndonos a todo lo que da.
A esto le llamo yo delinquir con la ley en la mano, esto es a lo que me refiero, cuando digo que hay “ratas” (pido perdón a estos pobres roedores que no tienen culpa de nada) de cuello blanco. Para colmo de males el priismo ha regresado al poder, en uno de los más grandes robos electorales de la historia. Ante toda esta desgracia, solo me hago una pregunta, ¿qué es lo que pasa por la cabeza de estos seudopoliticos? ¿Sera que no pasara por la misma, la idea de que algún día el pueblo se cansara, y dejara de ser el bello durmiente de siempre? ¡¡Pues llegara el momento en que nos veamos más cabrones que bonitos!! ¡¡Y a decir verdad estamos jodidos porque queremos!! Entonces, ¡¡la verdadera democracia llegara, y hasta el mismo presidente tendrá que usar sotana!! Y su suerte un día se les terminara. Lo más seguro es que vivan una historia similar a la ley de Herodes, inmiscuidos en un círculo vicioso, donde como siempre, nosotros somos los jodidos y ellos los que joden, y muy bonitos y rechonchitos nos estarán diciendo: ¡Te tocó la ley de Herodes, o te chingas o te jodes!





(1) La historia está basada en el libro "La ley de Herodes y otros cuentos" de Jorge Ibargüengoitia escrito en 1949



FOTOGRAFÍA. Un instante congelado en el tiempo, El tiempo que se congela en un instante, El fin de lo efímero…



FOTOGRAFÍA.
Un instante congelado en el tiempo,
El tiempo que se congela en un instante,
El fin de lo efímero…

Debería iniciar este artículo con una breve definición de lo que es la fotografía, que a mi parecer es la mejor forma de congelar el tiempo. Pero en lugar de dar tal descripción, quisiera empezar con una cita del escritor argentino Ernesto Sábato, quien expresa su parecer en referencia a las cualidades de un artista:

“El artista es un individuo dotado de una sensibilidad y una inteligencia que no son ordinarias, que ve cosas donde los demás no ven nada. O donde los demás no veían nada. Porque, justamente, una de las misiones del arte es develar realidades que los otros inadvierten: un costado, una perspectiva, una trama, un esplendor, un matiz. Motivo por el cual ahora vemos paisajes que no veíamos antes de los impresionistas, y endemoniados que no conocíamos antes de Shakespeare. Y esa revelación se hace en una forma que se denomina estilo.”
Ernesto Sábato- escritor argentino.

Quizá se cuestionen porque la idea de iniciar con esta cita, pues bien, del texto anterior quisiera destacar dos virtudes esenciales de las que esta dotado un artista, ya sea pintor, escritor, músico, poeta, etc. Y estas son sensibilidad e inteligencia, ambas para ver más allá de lo que la percepción ordinaria del hombre común es incapaz de ir. Cualidades imprescindibles para poder encontrar un mundo en donde solo se posa un desierto, necesarias para poder erguir una gran ciudad dentro del lugar más inhóspito que se pueda imaginar.
Tales virtudes son menesteres para todos los artistas de cualquier índole, de a cuerdo a lo que Sábato refiere, pero quisiera disentir un poco de lo que la cita expresa, puesto que hay personas con esas habilidades o cualidades y que no son necesariamente artistas, es decir, si hablamos de la fotografía podría ser sencillo adquirir esta condición si ser de manera especifica un fotógrafo.
Para mayor prueba de este disentimiento he de contarles mi experiencia como aficionado a la fotografía. En un viaje de fin de semana que hice a mi pueblo, me propuse la idea de fotografiar todo lo que a mi parecer tuviera un carácter estético, así que cada vez que tenía una oportunidad capturaba todo aquello que mis ojos observaban con el fin antes mencionado; una cámara semiprofesional, me fue más que suficiente y me dispuse a trabajar, he de aclarar que en cada parada de mi recorrido al paisaje que veía trataba de tomarle, si el momento me lo permitía hasta diez tomas en ese mismo ángulo y otras tantas en distintos modos.
He de reconocer que desconozco por completo las normas o reglas a seguir para hacer una buena toma de fotografía, pero aún así quede satisfecho por las tomas que hice, más que satisfecho, confieso mi sentir en cada momento, mismo, que fue de un placer infinito lo que estaba haciendo, en mi recorrido tal vez logre realizar unas ciento cincuenta tomas, de las cuales, a mi parecer podría rescatar cinco fotografías que a mi juicio son buenas, no al grado de las que podría tomar un verdadero artista, pero lo suficiente para que me sirva de estimulo, entonces así seguir ejecutando este hermoso arte, y a la postre con la practica mejorar la calidad de mis tomas.
Este es el motivo de mí diferir al comentario textual de Sábato, yo no soy un artista, y no pretendo serlo en este arte, mas con esta experiencia, se podría decir que cualquiera que disponga de una cámara fotográfica profesional o semiprofesional y de suficiente tiempo libre, puede destacar en una profesión tan bella como lo es la fotografía, claro, con algo de practica, y no detenerse hasta lograr lo deseado, cumplirá su objetivo. Y lo más importante sentirse siempre satisfecho y orgulloso del trabajo realizado.
En seguida le presento las tomas que he tenido a bien elegir como las mejores de la serie de ciento cincuenta, obvio este es solo mi punto de vista, no es la de un profesional, ni de un artista, solo la de un principiante que sueña con algo grande, al fin y al cabo de sueños vive el hombre, ¿qué no?...
En fin usted amigo lector podrá ser juez de este humilde trabajo, juzgue y comente.

"LA INOCENCIA"

"LA LEÑA"

"EL CHALAN"

"NATURALEZA"

"A LA PESCA"

"PENSATIVO"

"ENTRE RISAS"


miércoles, 6 de marzo de 2013

Comentario Sobre el Ensayo “Máscaras Mexicanas”.







Comentario sobre el Ensayo “Máscaras Mexicanas”.
Octavio Paz. de su libro "El laberinto de la soledad"


“Por obra del sufrimiento, las mujeres se vuelven como los hombres: invulnerables, impasibles y estoicas”…

Máscaras Mexicanas es una crítica de lo que es la vida, o el comportamiento del mexicano, Octavio Paz nos descubre, nos expone de una forma ponderada, desde su parecer describe una infinidad de metafóricas caretas, que cada uno de nosotros, por el simple hecho de nacer mexicanos traemos consigo; a través de su excelsa retórica, de ese estilo peculiar de su pluma, que te atrae, te atrapa, te embelesa. Él exhibe nuestra intimidad, con sutileza y a veces de forma descarada, como cuando alguien quiere dejar en mal a un compañero con los demás; nos muestra mentirosos, hipócritas, miedosos, creativos, y actores, insensibles; a veces fuertes, valerosos, estoicos, miméticos.
         ¿Qué tan cierto puede ser que seamos así, realmente nos escondemos tras de antifaces, máscaras o caretas? Esta descripción solo es su punto de vista, una manera muy subjetiva de evidenciarnos como mexicanos, a mi parecer lo ideal sería que cada uno de nosotros se decidiera a leer el texto, a la postre, hacer un auto examen  o autognosis, escudriñarnos, realizar un inventario de nuestras vidas, y ver de este modo hasta que punto nos escondemos tras una máscara.
         Quizá lo que Paz nos expresa, contenga un poco de verdad, a través del tiempo de nuestras vivencias, las relaciones que generamos con otras personas, de amistad, de pareja y los infortunios por los que a veces atravesamos, engaños, traición, desamor, mentiras, va haciendo que nos convirtamos a la reticencia, herméticos; aunado a esto, la vida que cada uno lleva, a veces sobrada de rutina, con la repetición de imágenes las cuales se tornan comunes, al grado de llegar al automatismo puro, cada movimiento nuestro ya es autómata, tanto que se vuelve fácil de adivinarlo, por ende cada vez más vamos careciendo de sensibilidad ante los estímulos del mundo que nos rodea.
         Un coadyuvante ante estos sucesos es el sistema, que con sus avances tecnológicos y la abundante presencia de estereotipos los cuales nunca cuestionamos, quizá por la automatización que nos han creado, nos enajenan y nos aborregan cada vez más, nos crean ideales que debemos seguir, un montón de falacias incuestionables; “el macho no llora” si lloras eres “marica” la mujer debe ser “mujer de su casa” sumisa,  abnegada y no rezongar a su marido. Todos estos fenómenos sociales nos van haciendo más insensibles, cada vez más “Caballeros de armadura de hierro”, cada vez más tortugas que se encierran en su caparazón y que no quieren ni asomar la cola por miedo a ser lastimados, traicionados, engañados, y se esconden tras su máscara.
         Es común ver a chicos y chicas que después de cierta relación lastimosa, se niegan a iniciar otra, y pasan por un tiempo considerable si hacerlo, y si lo hacen, no quieren enamorarse, no quieren abrirse, pero no lo hacen por lo que les han enseñado, que la “hombría” signifique no “rajarse” y que el “abrirse” es de cobardes. Ya no toman en cuenta esta herencia social, si no lo hacen por el temor a ser lastimados nuevamente, por otro enmascarado, un actor, un simulador, que también ya fue lacerado su corazón.
         El abrirse o no abrirse, el ser actores o simuladores, ser mentirosos y mentirnos a nosotros mismos, mimetizarnos y ningunearnos, es un fenómeno que no solo nos acontece como mexicanos, si no en todo ser humano pasamos por estas etapas por los sucesos ya descritos, el anglosajón también pasa por este fenómeno multifactorial, no solo nosotros como mexicanos el español, el argentino, el chileno, etc. Todos sufrimos estos aspectos sociales, acontecemos el sistema, recibimos bombardeos de datos estereotipados, tenemos una herencia social, pasamos por un desamor, traición, decepción y jamás nos atrevemos a cuestionar estos sucesos, y caemos en esa automatización, y dejamos de ser sensibles ante lo que nos rodea.
         Mascaras mexicanas no solo es para nosotros como tales, si no para todos, los que sufrimos el sistema y que no hacemos nada para contradecirlo. Es menester como mexicanos ser más críticos ante lo que nos acontezca, el día a día, todo el tiempo la vida esta llena de sorpresas que no cuestionamos, a todo decimos “sí” de forma autómata, debemos de ser menos borregos, y quizás así nos podremos despojar de nuestras máscaras, dejaremos de simular, de actuar, de ser “ninguno” de ser un Don nadie, y así y sólo así, nos mostraremos más puros, perderemos el miedo a abrirnos, perderemos el pudor a la desnudez de nuestro cuerpo, de nuestra alma, de nuestro corazón. Como mujer perderé la sumisión, como hombre dejaré de ser un “rajón”  y quizás así dejemos de ser cobardes…