Análisis sobre la película “La ley de Herodes 1”
de Luis Estrada.
Es una película mexicana de 1999
dirigida por Luis Estrada.
Se trata de una comedia satírica sobre la corrupción política en México durante el largo mandato del Partido Revolucionario Institucional.
Una de las mejores películas de la época, no
solamente por su calidad y humor irónico y mordaz, sino por considerarse una
crítica al régimen político de nuestro país, básicamente la primera de una trilogía
bajo este mismo esquema; le seguirán después “un mundo maravilloso” en 2006 y
“el infierno” en 2009, ambas también dirigidas por Luis Estrada Rodríguez, y las
tres protagonizadas por el actor Damián Alcázar.
Cada una de los tres filmes significo una crítica
para la situación actual de México, la primera que es la que abordare en esta
ocasión, es un referente sobre el nivel de corrupción que se vive en los tres
niveles de gobierno, y la historia hace un énfasis en el municipal donde
retrata de cuerpo entero, al partido hegemónico con todos sus vicios y lacras,
defectos y contradicciones.
Una película con mucha creatividad, con
excelente fotografía, siempre enmarcando un espacio y temporalidad inexistente
pero con poder de verosimilitud, al mencionar un municipio tal y una época no
descrita, lo cual no es relevante pues lo que realmente interesa es la temática
que se plantea durante la trama.
Maneja una sola vertiente o línea de argumento
que se va conjugando con las de los personajes secundarios. Juan Vargas que es
el personaje principal con un objetivo definido, empieza a mover los eslabones
de lo que es la causa y efecto para llegar a un determinado fin.
En la trama se maneja la clásica artimaña o la
vieja usanza del priismo, en donde, para dar solución a una problemática, en
este caso la muerte de un alcalde municipal, se valen de un “Patiño”, o como en
política se maneja, la persona más baja de la cadena de mando dentro del partido,
que podría servirles como pelele para el manejo más cómodo de la situación; en
ocasiones se sirven hasta de un chivo expiatorio para dar fin tal embrollo.
El dialogo del film parece no conocer el
eufemismo, utiliza un lenguaje coloquial clásico del mexicano promedio, que siempre hace uso exagerado de las palabras
altisonantes, ya muy frecuentado como muletillas. Ese es nuestro lenguaje,
duele reconocerlo pero así es, un habla excesivamente vulgar, usado a diario
principalmente por los jóvenes pero los adultos no estamos exentos de este. Así
es como nos pintan, así es como nos pintamos nosotros mismos, podríamos decir
que ya casi forma parte de nuestra cultura, como también lo conforman la
delincuencia, la corrupción, la explotación, y la violación de nuestros
derechos.
“La ley de Herodes” es un espejo de nosotros
mismos como mexicanos, como sociedad, como individuos, pues, ¿Quién de nosotros
podría atreverse a asegurar que no ha corrompido a alguien o se ha dejado
corromper? Nos es más fácil gastar 150 pesos de mordida a un oficial de
tránsito que pagar 350 de multa por una infracción, que sabemos de sobra la cometimos.
El mexicano siempre indulgente consigo mismo, cometiendo una y otra vez la
misma falta, so pena de sanción, nos refugiamos bajo la aberrante premisa
mexicana: “El que no transa no avanza”, a
decir verdad, siempre nos justificamos por cada acto corrupto que realizamos,
haciendo alusión de que los demás también lo hacen.
Muchas veces hemos soñado con la trillada
utopía, de que nuestro México algún día no muy lejano, por fin este libre de la
maldita corrupción, cuántas veces hemos anhelado un país sin delincuencia, ¿cómo
cambiarlo, si no hacemos nada por cambiarnos a nosotros mismos? siempre
queremos que el otro cambie, que nuestros políticos cambien, ¡que México cambie!
pero… ¿nosotros qué? Si no cambiamos nuestra forma de comportarnos ante los
demás, nuestra forma de pensar, jamás veremos por ese cambio que deseamos.
La película nos da una descripción muy amplia
de lo que es delinquir apoyados de la ley, misma que “según” debería estar en
contra de todo esto, pero no es así, pues las mismas leyes son creadas por los
mismos delincuentes, (Los de cuello blanco) hasta se diseñan blindajes para no
ser sometidos a juicio, o llevados a la cárcel en caso de cometer una sanción.
Pueden robar hasta millones de pesos sin que nadie les diga nada, ¿por qué? Porque
tienen un escudo que los protege ampliamente llamado “fuero político” que a mi
parecer, con lo anterior este ya es sinónimo de “impunidad”
Esta es la protección que todo político tiene,
estas son las libertades que un funcionario público de alto nivel tiene. Para
hacer y deshacer de lo que les venga en gana, esto es delinquir con las leyes
en la mano.
Si analizamos la historia del film, caeremos
en cuenta que todo esto le acontece a Juan Vargas, se vale de todo esto para
conseguir sus planes maquiavélicos. Su arma la ley, su escudo, la ley, sus
derechos y privilegios la misma ley.
Hoy estamos atravesando por momentos muy
difíciles en nuestro estado, que cada vez que me entero de más cosas se me cae
la cara de vergüenza, que a veces quisiera ya no saber ni enterarme de nada
más, ni si quiera pertenecer a éste. Alguien con un nombre igual al de nuestro
personaje, y con las mismas leyes en la mano, se valió de su poder, se escudo
en el mismo para hacer lo que le vino en gana, pisoteo a nuestro estado, lo
saqueo de la forma más vil, modifico las leyes a su conveniencia para robar a
diestra y siniestra, encarcelar a todo aquel que le hiciera bulla o que le
quisiera poner piedritas en su camino, un “Juan Vagas” bien hecho, “Juan” te
tenías que llamar para así cometer las mismas fechorías junto con tus
compinches, los del congreso que fueron los mismo que dijeron “SI” a todo lo
que tu les pedías, ¡claro! No sin antes darle su mordida a cada uno de ellos.
Lo peor esto no tiene fin ahora con la idea de regresar la tenencia vehicular
misma que a nivel nacional ya ha sido derogada; obvio, como siempre manipulan
todo a su entera conveniencia, el objetivo seguir jodiéndonos a todo lo que da.
A esto le llamo yo delinquir con la ley en la
mano, esto es a lo que me refiero, cuando digo que hay “ratas” (pido perdón a
estos pobres roedores que no tienen culpa de nada) de cuello blanco. Para colmo
de males el priismo ha regresado al poder, en uno de los más grandes robos
electorales de la historia. Ante toda esta desgracia, solo me hago una pregunta,
¿qué es lo que pasa por la cabeza de estos seudopoliticos? ¿Sera que no pasara
por la misma, la idea de que algún día el pueblo se cansara, y dejara de ser el
bello durmiente de siempre? ¡¡Pues llegara el momento en que nos veamos más
cabrones que bonitos!! ¡¡Y a decir verdad estamos jodidos porque queremos!! Entonces,
¡¡la verdadera democracia llegara, y hasta el mismo presidente tendrá que usar
sotana!! Y su suerte un día se les terminara. Lo más seguro es que vivan una
historia similar a la ley de Herodes, inmiscuidos en un círculo vicioso, donde
como siempre, nosotros somos los jodidos y ellos los que joden, y muy bonitos y
rechonchitos nos estarán diciendo: ¡Te tocó la ley de Herodes, o te
chingas o te jodes!
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